Se hace incomprensible la indiferencia de una gran parte de la población ante la realidad mortal, insostenible, sangrante y desesperante que vivimos. Sólo en las últimas semanas han perdido su vida o desaparecido al menos 480 personas intentando alcanzar las costas de las Islas Canarias desde Senegal.
Nosotras. Sí, tú y yo. ¿A qué esperamos para dejar de repetir una y otra vez los mismos pretextos y excusas manidas que perdieron su sentido con la primera persona que murió?
¿Por qué tu vida vale más que la suya? ¿Por qué no te indignas por cada una de las personas que fallecen y te sigues autoconvenciendo de que no puedes hacer nada?
Otra vez miras a otro lado.
Es hora de asumir las consecuencias de nuestros actos y, aunque el sistema capitalista no lo hayamos inventado nosotras, formamos parte de él.
Y sí, cuesta un esfuerzo cambiarlo. Y sí, es tan perverso y está tan bien orquestado que se ve como un imposible. Así que decides resignarte y decir “es que yo sola no puedo”.
Ya está. Y hasta aquí todo lo que podemos hacer. ¿Seguro?
¿A caso no puedes acompañar a otras personas en la reinvidicación del cambio de la Ley de extranjería y apostar por otros mecanismos que aseguren una política de migración segura y respetuosa con los Derechos Humanos?
Y este es sólo un ejemplo. Si necesitas ideas o saber más, pregúntanos, pregúntate.
Ponte en el lugar de la persona a la que le has comprado alguna vez una pulsera o un paraguas, a la que ves cuidar a tu familia, a la que ves limpiar la mesa de tu oficina, a la que te trae el pedido que has hecho por internet, a la que te sirve un café, a la que se sienta a tu lado en el bus, a la que como tú lo que quiere es ser feliz.
¿O es que la felicidad sólo es algo que nos pertenece a las que vivimos de este lado?
Porque la reivindicación que muchas personas hacemos es que la política actual de la Unión Europea y de España está obsoleta, no funciona, es mortífera. Y aquí no hay lados que valgan.
No repitas, ni apoyes viejos discursos esterotipados de épocas pasadas, que apelan al miedo y que evocan recuerdos heredados no vividos que al repetirlos, no haces otra cosa que volver a cometer los mismos errores del pasado que ensangrientan tus manos y te hacen cómplice de delitos con los que ni siquiera estás de acuerdo, pero que aceptas por no hacerte la pregunta adecuada.
“No sólo mata el que asesina. También arrebata la vida quien deja morir.”
¿Y tú quién quieres ser?
En el día de hoy, toda la familia ELIN queremos unirnos a todas las muestras de apoyo por la muerte de nuestros hermanos y de nuestras hermanas africanas que mueren intentando alcanzar las costas de Europa.