CIRCULO DE SILENCIO DE OCTUBRE

Debido a las medidas adoptadas por la Consejería de Sanidad de la Ciudad Autónoma de Ceuta, expresadas en el BOCCE del 29 de septiembre del 2020, cancelamos la asistencia presencial al Círculo de Silencio del mes de octubre.

No obstante, como consideramos que se trata de un acto de gran importancia para la defensa de los derechos de las personas migrantes y refugiadas, este mes lo hicimos de manera virtual compartiendo un vídeo con la lectura del comunicado previsto para este mes.

¡Ayúdanos a compartirlo!

CÍRCULO DE SILENCIO DE CEUTA – OCTUBRE 2020 https://youtu.be/bcMaG2ONIG8

COMUNICADO:

En silencio hablamos, en silencio gritamos, en silencio denunciamos. Una vez más, hoy utilizamos el Círculo de Silencio como una forma de diálogo para apelar a las conciencias.


Este mes, por las circunstancias derivadas de la pandemia, desde nuestras casas, escuchando este comunicado y compartiéndolo por nuestras redes sociales, queremos seguir mostrando nuestra solidaridad y apoyo a las personas migrantes y refugiadas.

Seguimos siendo testigos del drama que se repite tristemente cada día, de tantas personas que buscan un futuro mejor y que, por migrar, son perseguidas, deportadas, empujadas a una muerte en el mar, en el desierto, en las fronteras… al mismo tiempo que vemos cómo los gobiernos endurecen las leyes para la movilidad humana y siguen elevando sus muros.

El pasado mes de septiembre llegó el nuevo pacto sobre Migración y Asilo de la Unión Europea donde se ha reconocido que el sistema actual no funcionaba. Desde las ONGs defensoras de los Derechos Humanos pensábamos que este pacto era una gran oportunidad para que Europa repensara sus políticas migratorias, comenzando por garantizar el respeto
a los derechos fundamentales y promoviendo condiciones dignas de acogida para aquellas personas que buscan protección, sin embargo, se ha traducido en que la Europa Fortaleza carente de valores, sigue blindándose.

Se ha apostado por reforzar la vigilancia exterior y las alianzas con terceros países e intensificar los retornos a los países de origen. Además, no se obligará a los países miembros a acoger sino que podrán elegir qué tipo de apoyo brindan a la gestión migratoria y, aquellos que no contribuyan con la reubicación de solicitantes de protección, podrán ayudar a otros
países a gestionar expulsiones.

Este Pacto podría haber traído consigo un cambio de mentalidad, dejando de lado las políticas de contención, disuasión y rechazo y apostar por una Europa más humana pero no, Europa sigue inmersa en una verdadera crisis, la crisis de la acogida. Nos preocupa mucho esta situación y nos cuestionamos ¿hasta dónde vamos a llegar? ¿qué ha de pasar para que
Europa despierte?

El pasado mes de septiembre, un incendio destruyó Moria, el campamento de refugiados más grande en suelo europeo y, según califican desde Médicos del Mundo, la mayor vergüenza que refleja las políticas migratorias de Europa. Más de 13.000 personas (varones, mujeres, niños y niñas) han vivido durante años en condiciones inhumanas y deplorables que se han visto acrecentadas, aún más, con la llegada de la pandemia. Según comentan desde esta misma organización: “Lo que ha sucedido en Moria, no es ninguna sorpresa, pero la Unión Europea hace oídos sordos y mira hacia otro lado”.

Lo mismo que ocurre a día de hoy en Melilla, donde más de 1300 personas se hacinan y malviven en un CETI que dobla su capacidad en unas condiciones inadmisibles. “La gestión de la Unión Europa en el campo de Moria no puede ser el modelo a seguir por España”, ha expresado la ONG Oxfam Intermón en uno de sus comunicados donde piden el traslado de
estas personas a la península. Y, es que, esto ocurre mientras el Ministerio del Interior maniobra para devolver a sus países a personas procedentes de Túnez, Marruecos, Argelia o Egipto.

Lo que está pasando en Melilla es una muestra extrema de lo que puede pasar cuando mantener internadas a las personas para expulsarlas es más importante que sus derechos humanos y en concreto a su derecho a la salud.


Hace unas semanas se ha ordenado la reapertura de todos los Centros de Internamiento de Extranjeros (CIE) de España, después de permanecer meses inoperativos debido a la imposibilidad de deportar personas migrantes por el cierre de fronteras. Ahora, en plena nueva ola de COVID-19, el Gobierno considera estar «en disposición de volver a retomar esta
política de retorno» a pesar de las peticiones del Defensor del Pueblo y de numerosas ONGs para que ese cierre fuera el definitivo.

La reapertura se produce tras el pico de llegadas de pateras registrado en las últimas semanas en las costas españolas. Según la Plataforma nacional CIESNo, esta situación supone volver a poner en funcionamiento estas cárceles que no respetan ni los derechos humanos ni unas condiciones de vida dignas, y que además, imposibilitan el cumplimiento de las medidas sanitarias adecuadas a la situación de emergencia en la que todavía nos
encontramos y que hacen que, el internamiento sea injusto, insalubre e inseguro.

Un Gobierno como el actual, que se proclama progresista, tiene que luchar por los derechos humanos en Bruselas. No obstante, apuesta por la ampliación de la valla de Ceuta. Una valla que están subiendo tres metros. Coronada por cilindros imposibles de trepar. Es el muro de Grande-Marlaska, el nuestro, aunque por momentos nos recuerde al de Trump.
Desde aquí apelamos a la responsabilidad de las autoridades españolas y europeas para que se adopten políticas que garanticen el respeto a los Derechos Humanos. Y hacemos un llamamiento a la sensibilidad de la población para acabar con la política del miedo y transformarla en solidaridad y dignidad.

La voz de las personas migrantes es para nosotros el sonido de la esperanza, esa esperanza que atraviesa concertinas, genera alianza y nos invita a poner en juego nuestra capacidad de acogida convencidos de que podemos transformar esta realidad injusta.

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